Lucía ‘La Piñona’ ha acertado sobradamente con su propuesta ‘Emovere’ presentada en la madrugada del domingo en Sala Paúl. Ha entendido firmemente, quizá nunca lo dudó, que para un festival de este tipo es necesario hacer equipo, apoyarse en una persona que dirija la idea, que sepa sacarle jugo. Desembarca con su última obra en la que disfrutamos de principio a fin gracias a un planteamiento sencillo pero existente, o sea, hay un hilo argumental que nos deja con la mirada fija al escenario.

Sabe aprovechar el espacio con un elaborado juego de luces que ayuda a dar sentido a las transiciones. Cuenta, además, con un sonido de altura. Desconocemos si es el mismo equipo con el que dispone la sala durante la muestra, pero sus pies sonaron con una limpieza total. Claro, ella también tuvo mucho que ver en el resultado. Otro de los aspectos más relevantes de este espectáculo es el atrás que la acompaña: las voces, la guitarra y la percusión.Desde la primera intervención, con el quejumbroso eco de Moi de Morón acordándose del Reniego Yo de Tomás Pavón, hasta la soleá del final, se disfruta con el conjunto que denota compenetración en todo lo que se ejecuta.

El público no se aguanta y dedica piropos constantemente a la bailaora, verdadera protagonista de la noche. Su estilizada figura y la elegancia de su vestuario ayuda a mantener la atención en su mensaje, que no es otro que demostrar sus grandes dotes en el escenario a partir, eso siempre, de su propia personalidad. Al ver a ‘La Piñona’ no nos acordamos de otra, sólo nos encontramos una y otra vez con su ser en un viaje por la historia del baile. No existe miedo en su mirada, al contrario, seguridad y empaque. Eso muestra en la seguiriya inicial.Los silencios son mínimos, pues en cada momento está la percusión impidiendo el despiste del público que, pasadas las doce de la noche de un domingo, aún necesita más. Descubrimos a una cantaora que tiene mucho que dar, Eva Ruiz ‘La Lebri’, que ejecuta unos fandangos con suma dulzura a pesar de que el volumen de su garganta es capaz de romper los cristales. El toque por malagueñas de Francisco Vinuesa da paso al siguiente número que hilvana con una (así parece) milonga, junto a tarantas y minera. En este momento Lucía defiende su identidad de mujer con un mono negro de cuero y una falda fucsia de seda. También gusta bastante la intervención por bulerías del otro cantaor, Jonathan Reyes, ensalzando las creaciones de Manuel Molina desde el romanticismo más flamenco. Cada baile, en pequeñas dosis.

La vemos crecida en los tangos, al son de la letra de ‘Candela, la de las minas’ que popularizó en su día Gaspar de Utrera. Deja buenas sensaciones su manejo del mantón. Sigue el curso de su noche entrando en la familia de la soleá, no sin antes inspirarse por peteneras. La figura de José Maldonado, como director artístico, sale victoriosa, y Lucía sigue creciendo en un mundo dancístico carente de fragancias como la suya.

BaileEmovere

Baile y coreografía: Lucía Álvarez ‘La Piñona’. Guitarra: Francisco Vinuesa. Cante: Eva Ruiz ‘La Lebri’, Jonathan Reyes y Moi de Morón. Percusión: Paco Vega. Dirección artística: José Maldonado. Día: 25 de febrero. Lugar: Sala Paúl. Aforo: Lleno.

Crítica de Juan Garrido
Diario de Jerez
27 Febrero 2018
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